Blogia
QueSiQuieresArrozCatalina

Disección en do menor de una mente cariada

Disección en do menor de una mente cariada

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   Se agrupan en el centro de la habitación y se abrazan como si tuvieran frío. El humo denso se filtra bajo la puerta y la ventana. Algunos canturrean las canciones que sus madres les silbaron al oído cuando el miedo parecía un elefante. Es cuestión de tiempo. Una sirena gastada se abre paso entre los transeúntes rezagados. En la calle, los niños lloran subidos en los hombros de sus padres. La tragedia abomba los cristales haciéndolos latir tan despacio como una autopsia. Las mujeres levantan las manos sobre sus cabezas, con los dedos índices señalan el edificio y sus faldas plisadas sobrevuelan el aire caliente. Dentro, una música compulsiva de dientes aún vivos rechina sin descanso. La piel crepita, enferma. Las llamas menos perezosas tocan tímidamente los tejidos. La ropa cae al suelo en montoncitos azules. Unos pasos lentos se aproximan con seguridad a la puerta y el más valiente de todos los mártires grita por encima del fuego:

 

- ¡Ábrala de una vez, y que el mar de espuma nos arranque la piel a tiras!

 

 

 

 

 

 

1 comentario

restituta -

Ay!! mamita!!, me estoy volviéndo loca!!, ya no cambio nada más. Ni una miserable coma. Por cosas como ésta, escribo siempre poemas.No puedo con los textos largos, le sacan a una la vida.

Después del desahogo, voy a hacer algo que he hecho contadas veces, recomendar un libro:

Mi vida como hombre, Philip Roth.

Chau.