Un mal día para dejar de fumar.
Yo odio a los grandes sabios del mundo
odio su paciencia,
sus pizarras y sus tizas.
Odio nuestros estómagos opulentos
y su quietud.
Odio la espera incomprensible
y las notas arrogantes
de la música que no entiendo.
Odio tu sonrisa.
Odio tu tolerancia.
Odio tu valor.
Yo no he podido dejar de fumar hoy
porque el polvo que deja la lluvia
al despegarse del suelo
no se ha dado cuenta todavía
de lo costoso que es
atreverse a soñar lo suficiente,
lo necesario,
como para no tenerle miedo
a la realidad.
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