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LAS DESVENTURAS DE DOS PERSONAJES SIN NOMBRE ALGUNO.

POEMA  I

   

-Ya no recuerdo muy bien el itinerario, pero creo que deberíamos seguir por aquí.

  

-Está bien.

  

-Estás muy callada desde hace dos días. Espero que no sigas molesta por aquello que te dije.

  

-No.

  

-¡Oh, venga!

  

-¿ Seguro que por aquí vamos bien?.

  

-Sí, seguro. Ya estamos en camino.¿ De verdad que no estás enfadada?. ¿ No quieres que hablemos?.

  

-No.

  

-Eres una testaruda. Te aseguro que eres la persona más testaruda a la que he tenido que acompañar. A mi no me importaría volver a sacar el tema. Aclarar las cosas. Al fin y al cabo a mi me da igual. Hago mi trabajo y punto, ¿ sabes?. Te recojo en un sitio, te llevo a otro y, después, desaparezco. Mi conciencia está muy tranquila.

  

-Estupendo.

  

-Me desesperas. Te juro que me desesperas. Mira, si no nos lo ponemos fácil éste viaje puede hacerse muy, pero que muy largo.

  

-Oye, creo que es la segunda vez que pasamos por delante de esa casa en ruinas.

 

-No, te equivocas. Es imposible. Sólo lo dices porque estás ofendida, porque sigues ofendida conmigo por lo que te dije y quieres irritarme, pero no lo vas a conseguir. Ya me has dejado muy claro que contigo debo limitarme a hacer mi trabajo, y eso es lo que hago. Tú deja de comportarte como una chiquilla, y yo te llevaré a tu destino sana y salva.

  

-Bien.

    

POEMA  II

   

-¿ Sigues en las mismas?.

  

-No sé a qué te refieres.

  

-Venga, paremos aquí mismo para pasar la noche. Prepararemos algo para cenar. Con suerte y si apuramos el paso, mañana cerca del mediodía habremos llegado. Lo cierto es, que éste silencio tan incómodo en realidad ha sido muy práctico. Creo que gracias a él estamos recorriendo el camino en un tiempo récord. me estoy planteando seriamente no volver a hablar con ninguno de mis acompañantes; de esta forma me ahorraré situaciones incómodas y llegaremos antes. Doble beneficio, sin duda.

  

-No encuentro la lata de leche condensada.

  

-¡¿ Cómo?!.

  

-Que no encuentro la dichosa lata.

  

-¡Magnífico!... y a la cama sin cenar. Mira bien dentro de la maleta. Estaba en el fondo.

  

-No está.

  

-No puede ser. Esta mañana estaba ahí, Yo mismo la puse debajo de unos cuantos trastos viejos que no sé por qué te empeñas en arrastrar.

  

-¡ Bueno, pues ya no está!. ¡Entendido!. ¡Ya no está!. ¡Míralo tú mismo y déjame tranquila!.

  

-No me grites. Si me gritas…¡ Dios mío, si me gritas te dejo aquí tirada y me largo!, ¿ me oyes?.¡ Aquí mismo!. Eres peor que un dolor de estómago. No veo el momento de entregarte y dar media vuelta.

  

-No está…

  

-Está bien, mira, haremos esto: encenderé el fuego  lo mantendré encendido durante un par de horas, hasta que entremos en calor. Tú vete a dormir. mañana saldremos antes. Veremos si de camino encontramos algo para comer y, si no, terminaremos este maldito viaje con el estómago vacío.

  

-…

  

-Eso es lo que vamos a hacer.

    

POEMA   III

    

-¿ Has dormido bien?.

  

-No, la verdad es que no. Seguí buscando la dichosa lata como un idiota. Tenía la sensación de que si seguía rebuscando entre las cosas de la maleta el tiempo suficiente, en algún momento aparecería entre mis manos. ¡ Qué imbécil!.

  

-Lo siento.

  

-Ahora no te preocupes por eso. Debemos ponernos en marcha. Tengo ganas de acabar con todo esto y, créeme, me disgusta que tengamos que hacerlo de esta manera, pero, por suerte, esta aventura ya llega a su fin.

  

-De verdad que lo siento.

  

-Venga, vamos…ya está. Pronto acabará todo. Deberías estar contenta. Dentro de poco te librarás de mí. Si yo fuera tú saltaría de la mismísima alegría. ¿ No tienes ganas de cantar y bailar?.

  

-No.

  

-Escucha. Es normal que te enfadaras conmigo. Te dije cosas terribles. Desde luego que no soy ningún santo. Estás en tu derecho de retirarme la palabra si eso te hace sentir mejor, porque sinceramente, no sé si yo hubiera tolerado que alguien me hiciera semejantes valoraciones, así que, te comprendo, te comprendo…

  

-…

  

-Es sólo que…cuando dijiste que querías regresar…me cabreé, ¿lo entiendes?, hiciste que me cabreara mucho, porque más de uno desearía estar en tu lugar, ¿sabes?...

  

-…

  

-Sé muy bien lo que me digo. He acompañado a todo tipo de personas, y todos y cada uno de ellos, sin excepción, desde el momento en que los recogí y hasta que les llevé a su destino, no hacían más que pensar y hablar del día en el que al fin llegarían allí. Todos y cada uno de ellos planeaban y ordenaban en sus cabezas todo lo que estaba por sucederles. Hablaban de esto y de aquello, y decían….sí, decían: “ Lo primero que haré al llegar será”, y terminaban la frase con cualquier idea que tres horas después ya no les parecía bien. Se pasaban el viaje entero así. Haciendo cábalas.

  

-…

  

-Me contagiaban de sus futuros. A mí, que paso los días encerrado en este trayecto. Me contagiaban. Y sé todo lo que hicieron y no hicieron con sus vidas, porque yo conocía todos sus proyectos, y aunque nunca llegué a saber cuál de todas sus aspiraciones fue finalmente la elegida, me contagiaban de tal forma, que yo también acababa pensando en todas las posibilidades que tendrían; como si también yo formara parte de ellas, pero todo como un juego, no te vayas a pensar…

  

-…

  

-Por eso, cuando me dijiste que querías regresar, después de tanto tiempo de viaje, pensé: acaso ella no ha hecho sus cábalas. Y sencillamente, me enfurecí. Me enfurecí al pensar en ti y en tu cabeza hueca de sueños.

  

-Deberíamos recoger las cosas. Creo que al final llegaremos pasado el mediodía.

    

POEMA   IV

    

-¿ Lo tienes todo?.

  

-Sí.

  

-…

  

-¡No!, espera. Se me olvidaba la linterna. Tengo que guardarla en la maleta.

  

-Vamos… tienes que darte prisa.

  

-…ya voy…

  

-Señor…no llegaremos nunca…

  

-…

  

-…

  

-Está aquí

  

-¿Qué?

  

-¡La lata está aquí!.

  

-¡¿ Qué?!.

  

-La lata.

  

-¡¿ Ahora ha aparecido?!.

  

-No sé.

  

-¡Cómo que no sabes!. Ha aparecido o no ha aparecido. ¡ Está o no está!.

  

-Sí, está.

  

-¿ Y dónde se había metido la muy hija de puta?.

  

-Está debajo de mis trastos viejos. Justo donde la dejaste.

    

POEMA V

    

-Ya puedo verlo a lo lejos. Estamos llegando. Prácticamente ya estamos.

  

-…

  

-Cuando llegues cambiarás de opinión. Ya lo verás.

  

-¿ Y tú cómo lo sabes?. ¿ Acaso has estado allí?.

  

-No. Pero sé cómo funcionan las cosas a este lado y eso es suficiente. Todo será novedoso para ti a partir de ahora, ¿ no te das cuenta?. Todo.

  

-…

  

-Si yo fuera tú…¡ Dios mío, si yo fuera tú!.

  

-…

  

-Pagaría lo que fuera con tal de poder experimentar lo que tú experimentas ahora.. Llegar al final. De un camino, me refiero, donde te esperan tantos otros. ¡ tantos!. Y salir de aquí. ¡ Salir de aquí!.

  

-…

  

-Tampoco es que yo pueda quejarme, entiéndeme. Sobrevivo con facilidad. Tengo todo lo que cualquiera pueda necesitar, incluso desear, pero me es inevitable sentir cierta envidia cada vez que acompaño a alguien…

  

-No te entiendo.

  

-Es sencillo. Hacen sus caminos con una expresión extraña en la cara, absolutamente nueva, como de haber encontrado una certeza innegable que nadie les podrá discutir jamás, sea del tipo que sea.

  

-…

  

-Sin duda alguna, tú eres a la que más he envidiado hasta hoy.

  

-…

  

-Y es porque aún no te has dado cuenta, aún no lo sabes, pero lo harás.

 

-...

  

-Cualquier día, cuando te levantes y te ates los zapatos, cuando abras el buzón o calientes un plato de sopa, lo entenderás, y entonces tu cabeza no podrá parar. Medirás tus posibilidades y ninguna expectativa estará lo suficientemente lejos como para que no puedas alcanzarla, llegar hasta ella y obligarla a que se quede contigo. Tu expresión también cambiará. La certeza que ahora te parece tan extraña invadirá hasta el último de tus pensamientos. Por eso te envidio. Porque aún no sabes que todo esto está a punto de sucederte y, cuando lo haga, te acordarás de mí y de este viaje insufrible y ya no tendrás ninguna duda de que HAS HECHO LO CORRECTO.

  

-…

  

-Es emocionante, ¿ verdad?.

  

-Ya.

    

POEMA VI

   

-Oye.

  

-Dime.

  

-¿Puedo hacerte una pregunta?.

  

-Sí.

  

-¿ Qué es lo primero que harás al llegar?.

  

-Recuperar fuerzas…

  

-Ya, me lo imagino…

  

-…y volver.

 

1 comentario

restituta -

No he encontrado forma alguna de acortarlo. Disculpen las molestias.

Chau.